Jorge Dávila (Ecuador) - El resplandor azul
EL RESPLANDOR AZUL Elena miraba el lago, con profunda tristeza. Era su último día en ese lugar, en donde había nacido y crecido. -Vendimos la propiedad, hijitos. Contó la madre, en medio de lágrimas. -Nunca más los pájaros del bosque -dijo tristemente Julián. Ella movió la cabeza, sollozando bajito. “Nunca, porque tenemos que ir a la ciudad, por la educación de ustedes, por la salud de los abuelos, porque aquí no hay de qué vivir.!” -Jamás ya el juego con las hijas de Tomás -se lamentó, Isabel. La madre volvió a gemir bajito, murmurando: “jamás, jamás”. Luego de un breve silencio y haciendo un esfuerzo a que la voz no le temblase, añadió: “pero tendrán nuevos amigos y amigas, no estarán solos”. Elena no dijo nada, pero en el fondo de su corazón sintió el resplandor azul de su lago amado, al que lanzaba miguitas de pan para ver cómo las devoraban los pequeños hocicos de los peces. Esas aguas tranquilas, pero profundas, según decían las gentes de la ve...