Diego Montalvo (Quito, Ecuador) - El aquelarre
El aquelarre Llegué antes de la hora señalada. Él siempre se impacientaba cada vez que llegaba tarde. Era consciente que en reiteradas ocasiones antes le había fallado. Fruncía el ceño. Fumaba con impaciencia, golpeaba con el bastón fuertemente el piso. Era un día importante para él. No quería hacerlo esperar. Cuando entré a su morada, crucé el jardín como alma que lleva el diablo. Abrí la puerta principal y subí las escaleras con aplomo. Empujé la puerta de su estudio. Un gran estante de libros, de piso a techo, yacía acomodado a un costado del cuarto. Él estaba de pie, frente al ventanal mientras miraba perdido al exterior. Las luces de las sirenas se aproximaban. Su sonido aún era distante. Con una mano se frotaba su bigote estilo Cyrano de Bergerac. En la otra sostenía una copa de coñac. Dejó su ademán y sujetó con firmeza la cabeza de su bastón. Al entrar, se dio vuelta en redondo. Me esbozó una ligera sonrisa. A un costado de la chimenea estab...